• Distorsiona la concepción de la sexualidad que tiene un adolescente.
  • Favorece estereotipos de género y conductas violentas en el ámbito sexual.
  • Ofrece unas expectativas tan irreales sobre la sexualidad que llevan inevitablemente a la frustración, a una autoestima baja, a la ansiedad…
  • Puede generar dificultades posteriores en las relaciones sexuales reales.
  • Provoca un potencial riesgo de adicción.
  • La persona se empieza a ver como un bien de consumo.
  • Deterioramos el concepto de intimidad.
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